fritas. Cono papas de

El bar solo atendía a clientes diestros. Y solo permitía el acceso a todo aquel que llevara su carné diario en el bolsillo derecho.
Bomba va, bomba viene. Rubén no pagó la cuenta. Y tampoco llevaba consigo el carné. Y también fue solo cuestión de tiempo para que la moza se diera de como Rubén tomaba el porrón con su mano izquierda.
Nagasaki va, Nagasaki viene. Rubén se curtió a la moza en el baño.
Delivery va, delivery viene, la alarma alertó al resto del staff.
Cronopios van, cronopios vienen, un batallón de mozos rodeó el baño, todos con Kevlar.
Pañal vino, que Rubén se apeó de su winchester.
Y dándole muy duro a Otto, bajo de un escopetazo un cable central.
Chispas van, chispas vienen, la alfombra italiana se incineró por completo.
Bombero va, bombero vino, el local se incendió enterito.
No hubo H20 que apaciguara las llamitas.
20 años después, Ned Flanders reabrió el local..., ahora para zurdos.
Rubén, masticando un cono de fritas, no pudo evitarlo:


"Mira hijo, hace mucho tu vieja laburaba acá"